Mi delito ha sido, no ser la mujer sumisa que tanto
admira el hombre.
Ser guerrera, contestona, tener la
cabeza en alto
Mi delito ha sido, no soñar un cuento de hadas con
príncipes, y sirvientes.
Mi delito ha sido, soñar con un Guerrero, esos
de la época de Bolívar, que ha caballo y machete dieron la libertad a las
Naciones.
Mi delito ha sido, querer alguien con quien
luchar juntos por un mejor por venir.
Mi delito ha sido, soñar contigo, soñar conmigo.
Y me declaro culpable, de ser una idealista,
de no saber sacarme el pelo, de odiar las peluquerías y el tiempo perdido
en ellas...
Me declaró culpable, de llorar con un poema,
de soñar con un Guerreo, de creer en algo distintos, de no ser sexy
o lo suficiente mujer para gustarte, con la boca siempre pintada y
perfectamente arreglada a las 7 de la mañana como si fuera a un desfile en
vez de la Oficina.
Me declaró culpable, de siempre estar viendo el
reloj para llegar puntal a las reuniones, de no entender los chistes en
doble sentido, de no saber coquetear, y de cuando lo hago, me salga
todo al revés, de no saber seguir los juegos porque todo me lo tomó a
cierto.
Me declaró culpable, de creer que si dices voy es
porque vienés, de que si dices te quiero es porque lo sientes, que
si me dices espérame es porque intentas llegar.
En creer en la palabra y en los besos, en
creer en un mundo distinto.
Me declaró culpable de sentirme pérdida en un mundo
impuesto, de no saber cuándo dejar de pelar por lo que quiero o sueño.
Me declaró culpable, de no ser la mujer, que
sabe coser, cocinar y tejer.
Te prometo en cambio, si te interesa la
transacción, tardes de poemas, versos sin sentidos, recetas
desconocidas, café en la madrugadas, besos sin porque, un refugio
por las noches y un aliento en las mañanas.
Te prometo cuidarte desde lejos, calladita y
en silencio.
Te prometo, un silencio y una pausa, un
por qué, un verso, un beso y un te quiero.
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