El cofre de los secretos.

En este Blogs encontrarás aquellas cosas que a veces no somos capaces de decir verbalmente, pero que deseamos transmitir a través de nuestras letras. Aquí encontrarás artículos diversos, poesía, versos, análisis de temas actuales y otras aristas de la vida cotidiana.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Carta Triste

Todas las noches me conecto con el deseo de que entres tú
Me saludes y pueda soñar por horas con cartas que nunca escribiré,
Palabras que nunca diré, versos que no llevaré a papel
Y besos que nunca daré

Todas las noches sueño con que me volteas a ver
Me Saludes y te des cuenta que existo, que no soy un cuadro en la pared
Quizás sueño con que me rescates de esta soledad en la que vivo
Que logres ver lo que soy, que existo

Sentir, oír alguna vez palabra de amor alguna
Ser princesa de un cuento de hada
Ver a mi príncipe llegar volando con su espada en el cinto
Y que ilumine mis días con su beso de amor

Todos los días sueño y cada mañana despierto,
Busco mi mejor sonrisa y empiezo a andar por largos caminos
Con hiedra, rosas, por caminos grises y claros, fríos y cálidos
Caminos que llaman vida, y en mi horizonte la silueta de algo difuso
Que se ve a lo lejos, silueta extraña de algo que llaman amor.

2 comentarios:

Ana Cristina Bracho dijo...

Volvisteeee,
pronto, seguirás escribiendo pero ya no estarás triste.

Juan Carlos dijo...

Dijo Almitra: Háblanos del Amor.

Y él levantó la cabeza, miró a la gente y una quietud descendió sobre todos. Entonces, dijo con gran voz: Cuando el amor os llame, seguidlo. Y cuando su camino sea duro y difícil.

Y cuando sus alas os envuelvan, entregaos. Aunque la espada entre ellas escondida os hiriera.

Y cuando os hable, creed en él. Aunque su voz destroce vuestros sueños, tal cómo el viento norte devasta los jardines.

Porque, así como el amor os corona, así os crucifica.

Así como os acrece, así os poda.

Así como asciende a lo más alto y acaricia vuestras más tiernas ramas, que se estremecen bajo el sol, así descenderá hasta vuestras raíces y las sacudirá en un abrazo con la tierra.

Como trigo en gavillas él os une a vosotros mismos. Os desgarra para desnudaros.

Os cierne, para libraros de vuestras coberturas. Os pulveriza hasta volveros blancos.

Os amasa, hasta que estéis flexibles y dóciles.

Y os asigna luego a su fuego sagrado, para que podáis convertiros en sagrado pan para la fiesta sagrada de Dios.

Todo esto hará el amor en vosotros para que podáis conocer los secretos de vuestro corazón y convertiros, por ese conocimiento, en un fragmento del corazón de la Vida.

Pero si, en vuestro miedo, buscareis solamente la paz y el placer del amor, entonces, es mejor que cubráis vuestra desnudez y os alejéis de sus umbrales.

Hacia un mundo sin primaveras donde reiréis, pero no con toda vuestra risa, y lloraréis, pero no con todas vuestras lágrimas.

El amor no da nada más a sí mismo y no toma nada más que de sí mismo.

El amor no posee ni es poseído.

Porque el amor es suficiente para el amor.

Cuando améis no debéis decir: Dios está en mi corazón, sino más bien: Yo estoy en el corazón de Dios.

Y pensad que no podéis dirigir el curso del amor porque él si os encuentra dignos, dirigirá vuestro curso.

El amor no tiene otro deseo que el de realizarse.

Pero, si amáis y debe la necesidad tener deseos, que vuestros deseos sean éstos:

Fundirse y ser como un arroyo que canta su melodía a la noche.

Saber del dolor de la demasiada ternura.

Ser herido por nuestro propio conocimiento del amor. Y sangrar voluntaria y alegremente.

Despertarse al amanecer con un alado corazón y dar gracias por otro día de amor.

Descansar al mediodía y meditar el éxtasis de amar. Volver al hogar con gratitud en el atardecer.

Y dormir con una plegaria por el amado en el corazón y una canción de alabanza en los labios.

Khalil Gibran

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